Celebrar en casa una fiesta infantil de cumpleaños puede ser una bonita experiencia. Sin embargo, a muchos padres les aterra la idea de tener a diez o veinte niños corriendo de aquí para allá por toda la casa.
Si este es tu caso, para tu tranquilidad te propongo dos reglas de oro muy sencillas.
Primera regla de oro: estructura bien la fiesta de cumpleaños
Considera, por ejemplo, una fiesta de cumpleaños típica, que puede durar unas dos horas o más. En lugar de ser dos horas de “sálvese quien pueda”, puedes darle a tu fiesta una sencilla estructura.
Te sugiero que dividas la fiesta de cumpleaños en tres “actos”, como en las obras de teatro clásicas: introducción, nudo y desenlace.
1. Introducción
La introducción (primer acto) es la llegada de los niños, y puede durar unos treinta minutos: los niños llegarán (tarde, no hace falta que te preocupes), y espontáneamente comenzarán a jugar.
Hasta aquí no deberías tener grandes problemas, porque los pequeños ya se organizaran bien más o menos solos.
Pero, ay, verás que poco a poco los chiquillos se irán animando, y esto te llevará al segundo acto: el nudo.
2. El nudo

El nudo es la esencia de la fiesta de cumpleaños, y puede durar una hora o más.
Como en el teatro, el segundo acto es el momento crucial.
A los padres que contratan mis servicios es aquí cuando les recomiendo representar alguna de mis animaciones infantiles, porque (1) ya suelen haber llegado todos los niños, y (2) los niños ya están activos, pero no se han vuelto incontrolables… aún.
En este sentido, un espectáculo infantil puede ayudar a mantener tu fiesta de cumpleaños bien estructurada, ya que “llena” con un espectáculo el periodo de tiempo crítico que corresponde al nudo.
Ahora bien, no necesariamente tienes que contratar una actuación para que tu fiesta no se convierta en un desenfreno.
También podría ir muy bien, por ejemplo, organizar una serie de actividades y juegos que mantengan a los niños entretenidos.
En cualquier caso, en mi opinión es recomendable que las actividades del nudo estén guiadas, o al menos supervisadas, por algún adulto.
3. El desenlace
Y, por último, el tercer acto: el desenlace. Puede durar unos cuarenta y cinco minutos o más: soplar las velas, repartir los regalos y jugar un poco con los flamantes juguetes.
Los niños poco a poco se irán marchando…
¡Uf!
(Hay un cuarto acto muy ingrato que consiste en recoger, limpiar y ordenar, pero mejor que no lo pienses, ¡o nunca harás la fiesta!)
Segunda regla de oro: ¡cuidado con el azúcar!
Este pequeño detalle a menudo pasa desapercibido en la mayoría de fiestas infantiles: los refrescos, las golosinas y los pasteles están llenos de azúcar.
Esto provoca un efecto estimulante en los niños: el azúcar les da más ganas de correr, saltar, gritar y columpiarse de las cortinas de tu casa.
Por eso siempre es mejor dejar los alimentos ricos en azúcar más bien para el desenlace que no para la introducción o el nudo.
(Si les quieres dar algún refrigerio a los niños antes del desenlace, en lugar de un refresco y rebanadas de pan untadas con chocolate, les podrías ofrecer, por ejemplo, zumo sin azúcares añadidos y bocadillos de queso.)
Espero que estas ideas te sean de utilidad.