Hace un tiempo hice una función en un parque de Puigcerdà. Hacía un día espléndido, y la función salió muy bien.
Cuando los niños ya se habían ido, la organizadora se me acercó y me comentó un detalle que le había gustado: que después de la función diera la mano a los niños para despedirme de ellos.
Antes no lo hacía así. La función se acababa, aplausos, hacía una o dos reverencias… y ya está.
Hasta que un día me di cuenta de que no me costaba nada hacer un pequeño esfuerzo adicional y quedarme un poco más para dar la mano a los niños.
Descubrí que la mayoría de las veces los pequeños tenían ganas de decirme muchas cosas, y así les daba la oportunidad.
Por ejemplo…
- que esto les había gustado, pero aquello no
- que ya conocían ese truco
- que dónde estaba el títere (“¡Shhh, está durmiendo!”)
- que por qué llevo los zapatos tan grandes
- cuando me veían sin la nariz roja: que no soy un payaso de verdad
(Parece ser que, para los niños pequeños, los payasos de verdad tienen que llevar la nariz roja puesta todo el día.)
Cómo despedirse de los niños
Al terminar la función, a menudo los niños quiere saludar, pero no se atreven a acercarse.
¿Cómo se puede romper el hielo?
En un ambiente informal como el de la mayoría de las fiestas infantiles, una buena manera puede ser, después de los aplausos, acercarse a un niño cualquiera y darle la mano, como si fuera él quien nos lo hubiera pedido.
Al ver esto, otros niños espontáneamente nos querrán dar la mano, luego más niños… ¡y ya lo tenemos!
Sin embargo, en este momento es fácil que todo se descontrole, ¡ya que todos querrán acercarse al mismo tiempo! 😯
Cuando esto ocurre, les pido que por favor hagan una fila para poder darles la mano uno a uno.

Ahora bien, en las obras infantiles para gran cantidad de público es prácticamente imposible despedirse de todos los niños, ya que puede haber cientos de ellos.
En estos casos, una vez se ha terminado la función y el público ha comenzado a irse, a veces me siento en el borde del escenario o de la tarima y espero a que los niños que quieran se acerquen espontáneamente a saludarme.
Así también damos la oportunidad a los papás de hacer una foto de recuerdo.
Aprovechar la despedida para hacer salir a los niños ordenadamente
Cuando las funciones se realizan en la escuela se puede aprovechar el momento de la despedida para ayudar a los educadores que la salida sea más ordenada.
Al terminar la representación a menudo digo a los niños que me gustaría despedirme de todos, pero que antes cada clase tendrá que hacer su fila.
Entonces me pongo al lado de la puerta y les doy rápidamente la mano mientras van saliendo.
Como todos quieren despedirse personalmente, este estímulo generalmente ayuda a que hagan la fila más rápidamente y a que la salida tenga más ritmo.
Atención con los más pequeños
Para no intimidar a los niños, es importante agacharse y ponerse a la altura de sus ojos: esto es especialmente importante con los más pequeños.
Se puede aprovechar este momento para hacerles sentir reconocidos con alguna frase especial dedicada a ellos, del estilo:
- “¡Hombre, ya tenía ganas de conocerte!”
- “¡Hey, vi que reías mucho!”
- Si se trata de un niño que salió a escena: “Lo hiciste muy bien, ¡te felicito!”
En resumen: despedirse de los pequeños después de la función cuesta muy poco esfuerzo, y les deja un bonito recuerdo durante mucho tiempo.